Las almohadas y las fundas de almohada forman un sistema de sueño fundamental, siendo cada componente clave para garantizar comodidad, soporte e higiene. La almohada en sí es la estructura de soporte, cuyo relleno interno—ya sea plumas, plumón, espuma viscoelástica, látex o fibra de poliéster—determina su firmeza, altura y propiedades de alivio de presión. La almohada adecuada alinea la columna vertebral, reduce el dolor cervical y se adapta a las posiciones preferidas para dormir. La funda de almohada, por su parte, actúa como una barrera protectora e higiénica entre el durmiente y la almohada. Protege la almohada contra los aceites, el sudor y las células muertas de la piel, que con el tiempo pueden degradar el relleno. Las fundas están hechas de diversos tejidos, cada uno con beneficios distintos: algodón para transpirabilidad, satén para suavidad, lino para regulación térmica o bambú para una suavidad fresca. Este conjunto funciona en sinergia; una almohada hipoalergénica y de buen soporte combinada con una funda de bambú que absorbe la humedad crea un entorno ideal para personas con alergias o que tienden a tener calor durante el sueño. En entornos hoteleros, la calidad de las almohadas y la limpieza de sus fundas son aspectos inmediatamente perceptibles para los huéspedes y contribuyen significativamente a su percepción de confort. Para obtener orientación sobre cómo elegir la combinación perfecta de almohadas y fundas según sus necesidades específicas de sueño, contáctenos para recibir asesoramiento experto.